13.2.09

SE ABRE EL TELÓN. HAGAMOS UNA PAUSA Y PENSEMOS QUE PUDO SER

HAGAMOS UNA PAUSA Y PENSEMOS QUE PUDO SER


Quizá no nos hemos detenido a pensar que paso ciertamente en el
helicóptero de la fuerza armada brasilera que gentilmente transportaba
a la comisión de la Cruz Roja Internacional y al selecto grupo de
colombianos y colombianas por la paz; quizá la algarabía causada por
la felicidad de ver a otros colombianos libres no nos dejo pensar con
cabeza fría sobre lo acontecido en esa ave a muchos pies de altura;
quizá las reacciones del gobierno, siempre tan teatralizadas, nos
impidieron una vez más ver y detallar lo que en verdad estaba pasando.

Todas esas son razones válidas para no preguntarnos serenamente qué
pasó allá en las alturas, en ese cielo dominado por lo celestial y
cerca de esa selva dominada por lo mundano. Una sola persona
reaccionó, y mereció el escarnio público, sin la menor posibilidad de
defensa a su buen nombre y profesionalismo. Esa persona fue el
periodista Botero, quien ha demostrado en múltiples oportunidades que
tiene el olfato del periodista, aquel que falta en demasía en los
canales y en la prensa que sumisamente hace eco a todos los
comentarios del señor presidente y su séquito de animales amaestrados,
perdón ministros.

No es necesario ser un miembro del Comité Internacional de la Cruz
Roja para saber que con las aberrantes acciones del actual gobierno,
en su afán por demostrar que la política de seguridad democrática
sirve para algo, las FARC-EP no permitirían una entrega, unilateral,
teniendo unos aviones de guerra sobrevolando el territorio en donde se
pensaban entregar a los prisioneros, ya sean los miembros de la
policía, del ejercito o los políticos.

Es impensable que el CICR estuviera al tanto de las acciones
militaristas y asesinas del Ministro de Defensa en contra del proceso
de liberación y por ende de un verdadero proceso de paz en nuestro
país; si bien es cierto que la tal mentada neutralidad del CICR a
veces sobrepasa los límites hacia el “importaculismo”, no podemos
darnos el lujo de pensar que ellos estaban al tanto y serían
permisivos con acciones que pondrían en peligro sus propias vidas.

Fue precisamente Botero, que al verse rodeado por unos aviones
militares armados hasta los dientes, y sentir la guerra que le
respiraba en el hombro, quien de forma, tal vez ingenua, se comunicó
con el único medio de comunicación que le permitiría salvar su vida y
la del resto de sus compañeros, incluyendo la de la tripulación
brasilera. TELESUR es la piedra en el zapato de este gobierno, porque
si Botero se hubiera comunicado con RCN o con CARACOL, las cosas no
hubieran pasado a mayores, uno porque al mismo momento de la llamada
de Botero a uno de estos medios, inmediatamente le hubieran solicitado
autorización a Uribe para pasar esa transmisión en directo, o dos
porque la primicia la hubieran tenido los medios de comunicación que
han permitido que la imagen guerrerista y revanchista de Uribe se
cambie por la del mejor presidente que ha tenido Colombia.
Pero volviendo a lo verdaderamente importante, qué hubiera pasado si
Botero no llama a TELESUR para informar la persecución militar a la
que se vieron sometidos en ese helicóptero brasilero, qué resultado
presentaría el Ministro de Defensa tras la estrepitosa venida abajo de
la nave que llevaba a la comisión de colombianos y colombianos por la
paz, y precisamente a la senadora Piedad Córdoba, otra piedra en el
zapato de este gobierno. Sería fácil denunciar que con un misil
tierra aire las FARC tumbaron el helicóptero y eso sería la piedra
angular perfecta que necesita este gobierno para tumbar la selva,
dejar entrar al ejercito gringo y arrasar con los “facinerosos”
miembros de las FARC, de paso con todo aquel que habite la zona.

La verdad nadie la sabe tanto como el mismo Uribe y su animal
amaestrado Santos, en ellos quedará la versión real de los hechos.

Pero algo si nos queda claro: si son capaces de matar a unos jóvenes
indefensos de Soacha para mostrarlos como unos guerrilleros, quien nos
impide creer que el teatro que tenían preparado culminaba en el
paroxismo con la muerte de Piedad, Botero y Samper, todos auxiliadores
de la guerrilla, además parece que querían la paz, y con esos miembros
del grupo de intelectuales por la paz qué hacemos para el tercer
período de Uribe, si para asegurar la permanencia del dictador
requerimos guerra, sangre y putrefacción.



GABRIEL H. BENAVIDES BEDOYA

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