23.1.07

Del 23 de enero de 1958 al socialismo del Siglo XXI

Caracas, 22 Ene. ABN.- El anhelo de libertad y la unión de los diferentes sectores populares, profesionales, de trabajadores, estudiantes y militares caracterizan dos etapas históricas venezolanas: el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958, y el establecimiento, todavía en proceso, del modelo bolivariano y socialista que impulsa el Presidente Hugo Chávez Frías.

A juicio del historiador Arístides Medina Rubio, director de la Biblioteca Nacional, el 23 de enero de 1958 tiene una significación muy especial, pues destacó: «es un ícono del Siglo XX, en el cual se rompió un modelo anterior y se reinauguró el sistema democrático en Venezuela».

Dijo que los jóvenes venezolanos deben tener en cuenta la conjunción de fuerzas del colectivo en esa época, pues expresó: «Fue una nueva muestra de lo que es capaz el pueblo venezolano cuando une sus voluntades; trabajadores, profesionales, militares, campesinos». Medina Rubio comentó que actualmente en Venezuela se consolida una democracia participativa, que es un salto adelante, importante, para avanzar hacia el desarrollo del país bajo la premisa de paz, equidad, justicia y soberanía. El 23 de enero de 1958 culminó un régimen basado en el predominio del poder y la dominación castrense que comenzó en 1952, luego de los comicios presidenciales, en los que existieron dudas sobre los resultados obtenidos por Pérez Jiménez, y su partido, Frente Electoral Independiente (FEI). La caída de la dictadura de Pérez Jiménez tuvo entre sus orígenes la crisis militar que trastocó la ascendencia que tenía el Presidente en el seno de las Fuerzas Armadas, y que se evidenció el 1 de enero, cuando oficiales de la Fuerza Aérea en Maracay, estado Aragua, se alzaron bajo el mando del teniente coronel Hugo Trejo. Además, este derrocamiento lo provocó la crisis política en el seno del Gobierno debido a la descomposición y fraccionamiento del gabinete de Pérez Jiménez, a raíz del plebiscito de diciembre de 1957. Este último hecho originó dos cambios de gabinete y la salida al exterior de Laureano Vallenilla, ministro del Interior; y Pedro Estrada, jefe de la Seguridad Nacional, muy cercanos a Pérez Jiménez. Pérez Jiménez huyó en la madrugada del 23 de enero, rumbo a Santo Domingo, República Dominicana, luego se fue a Estados Unidos y posteriormente a España, donde murió el 20 de septiembre de 2001. Luego del derrocamiento de Pérez Jiménez, en Venezuela los dirigentes Rómulo Betancourt, del partido Acción Democrática (AD); Rafael Caldera, del social cristiano Copei, y Jóvito Villalba, de Unión Republicana Democrática (URD) firmaron el pacto de Punto Fijo.

Surgió un modelo de democracia representativa, en el que los dirigentes de estos partidos AD, Copei y URD defendieron sus intereses sin tomar en cuenta las necesidades del colectivo, además continuaron con la corrupción heredada de la dictadura.
El Gobierno actual estimula la participación de los sectores populares en los diferentes entes gubernamentales, legislativos y comunales, y además, propone como meta prioritaria luchar contra el flagelo de la corrupción desde los lugares de trabajo hasta las instituciones educativas, hospitalarias y deportivas. El director del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, Jhony Balza, indicó que hoy la juventud tiene una gran oportunidad de profundizar en la historia, en la comprensión del proceso histórico, pues hay grandes oportunidades para consolidar verdaderas libertades por las que luchó el pueblo aquel 23 de enero de 1958. «Hoy se hace indispensable que la juventud estudiosa y crítica se sume al esfuerzo de nuestro Gobierno Nacional para profundizar en nuestras raíces históricas y seguir adelante, porque estamos en una etapa necesaria para la construcción del verdadero socialismo».

En este 23 de enero, no debemos olvidar....

Periodista y guerrillero venezolano nacido en Boconó el día 6 de febrero de 1929 y asesinado [«suicidado»] en Caracas, en los calabozos del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA) el 21 de junio de 1966.

Periodista de La Calle, El Heraldo y El Nacional, representando a la Unión Republicana Democrática URD, alcanzó gran protagonismo en 1958 como Presidente de la Junta Patriótica (singular movimiento integrador nacional por encima de intereses particulares e ideológicos) que logró terminar política y militarmente con la dictadura que el teniente coronel Marcos Pérez Jiménez había establecido en Venezuela al asumir la Presidencia de la República en diciembre de 1952, y que supuso su derrocamiento por parte de las Fuerzas Armadas y su huida en el avión Vaca Sagrada hacia la República Dominicana el 23 de enero de 1958. Fabricio Ojeda realizó entonces la primera alocución pública tras producirse el vacío de poder, llamando a la tranquilidad patriótica: «Este no es el momento de la venganza.»

Tres días antes, el 20 de enero de 1958, ya se había producido el «pacto de Nueva York» [en presencia de Maurice Bergbaum, jefe de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos del Norte de América] entre Rómulo Betancourt (de la socialdemócrata Acción Democrática AD), Rafael Caldera (del socialcristiano Comité de Organización Política Electoral Independiente COPEI) y Jóvito Villalba (de la nacionalista Unión Republicana Democrática URD), por el que los representantes de estos tres partidos sellaban su solidaridad frente a la tiranía militar de Pérez Jiménez, pero marginando, de paso, al también opositor Partido Comunista de Venezuela. Acuerdo reafirmado el 31 de octubre de 1958 en el «pacto de Punto Fijo» –nombre de la residencia de Rafael Caldera– cuando se comprometieron a respetar el resultado electoral y establecer un gobierno de unidad nacional (segundo pacto del que expresamente se orilló al Partido Comunista de Venezuela, pese a que había formado parte de la Junta Patriótica).

En las elecciones generales de 1958, de las que resultó elegido presidente Rómulo Betancourt (1959-1964), fue elegido Fabricio Ojeda diputado, de la URD, al Congreso Nacional, por el Distrito Federal. Se cumplió el pacto de Punto Fijo, el gabinete Betancourt lo formaron adecos, copeyanos y urredistas, y el tripartito se repartió entre su militancia cargos y gobernaciones... hasta que la URD se retiró del gobierno y del pacto en 1962, año en el que surgen las primeras guerrillas organizadas de Venezuela en el siglo XX, inspiradas por el ejemplo triunfante de la revolución cubana.

Fabricio Ojeda, maestro, periodista y diputado, estudioso de la independencia de Cuba y admirador de la revolución cubana (que conoció directamente en sus primeros meses, al residir un tiempo en Cuba en 1960), renunció a sus cargos en 1962 y se unió a las guerrillas. Ese mismo año de 1962 apareció publicado en La Habana su libro Presencia revolucionaria de Martí. Se hizo famosa su carta de renuncia como diputado, de 30 de junio de 1962...

Fabricio Ojeda fue uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional FALN, constituidas formalmente el 1º de enero de 1963 (al agruparse el Frente José Leonardo Chirinos –Douglas Bravo, Elías Manuitt Camero–, el Movimiento 2 de Junio –comandante Manuel Ponte Rodríguez, capitán Pedro Medina Silva–, la Unión Cívico Militar –teniente coronel Juan de Dios Moncada Vidal, comandante Manuel Azuaje–, el Movimiento 4 de Mayo –capitán Jesús Teodoro Molina, comandante Pedro Vargas Castellón– y el Comando Nacional de Guerrilla). En las guerrillas llegó a obtener el grado de comandante y presidió el Frente de Liberación Nacional FLN en el distrito Argimiro Gabaldón.

Detenido fue sentenciado por un Consejo de Guerra a 18 años de presidio por Rebelión Militar. Pero recluido en la cárcel de Trujillo logró fugarse en compañía de otros compañeros. Apresado de nuevo en junio de 1966 en Caracas, fue asesinado cuatro días después (aunque en la versión oficial se aseguró suicidio).

17.1.07

La Unidad de la América Indo-Española


Los pueblos de la América española se mueven, en una misma dirección. La solidaridad de sus destinos históricos no es una ilusión de la literatura americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica sino también en la historia. Proceden de una matriz única. La conquista española, destruyendo las culturas y las agrupaciones autóctonas, uniformó la fisonomía étnica, política y moral de la América Hispana. Los métodos de colonización de los españoles solidarizaron la suerte de sus colonias. Los conquistadores impusieron a las poblaciones indígenas su religión y su feudalidad. La sangre española se mezcló con la sangre india. Se crearon, así, núcleos de población criolla, gérmenes de futuras nacionalidades. Luego, idénticas ideas y emociones agitaron a las colonias contra España. El proceso de formación de los pueblos indo-españoles tuvo, en suma, una trayectoria uniforme.

La generación libertadora sintió intensamente la unidad sudamericana. Opuso a España un frente único continental. Sus caudillos obedecieron no un ideal nacionalista, sino un ideal americanista. Esta actitud correspondía a una necesidad histórica. Además, no podía haber nacionalismo donde no había aún nacionalidades. La revolución no era un movimiento de las poblaciones indígenas. Era un movimiento de las poblaciones criollas, en las cuales los reflejos de la Revolución Francesa había generado un humor revolucionario.

Mas las generaciones siguientes no continuaron por la misma vía. Emancipadas de España, las antiguas colonias quedaron bajo la presión de las necesidades de un trabajo de formación nacional. El ideal americanista, superior a la realidad contingente, fue abandonado. La revoluición de la independencia había sido un gran acto romántico; sus conductores y animadores, hombres de excepción. El idealismo de esa gesta y de esos hombres había podido elevarse a una altura inasequible a gestas y hombres menos románticos. Pleitos absurdos y guerras criminales desgarraron la unidad de la América Ido-española. Acontecía, al mismo tiempo, que unos pueblos se desarrollaban con más seguridad y velocidad que otros. Los más próximos a Europa fueron fucundados por sus inmigraciones. Se beneficiaron de un mayor contacto con la civilización occidental. Los países hispano-americanos empezaron así a diferenciarse.

Presentemente, mientras unas naciones han liquidado sus problemaselementales, otras no han progresado mucho en su solución. Mientras unas naciones han llegado a una regular organización democrática, en otras subsisten hasta ahora densos residuos de feudalidad. El proceso del desarrollo de todas las naciones sigue la misma dirección; pero en unas se cumple más rápidamente que en otras.

Pero lo que separa y aísla a los países hispanoamericanos, no es esta diversidad de horario político. Es la imposibilidad de que entre naciones incompletamente formadas, entre naciones apenas bosquejadas en su mayoría, se concerte y articule un sistema o un conglomerado internacional. En la historia, la comuna precede a la nación. La nación precede a toda sociedad de naciones.

Aparece como una causa específica de dispersión la insignificancia de los vínculos económicos hispano-americanos. Entre estos países no existe casi comercio, no existe casi intercambio. Todos ellos son, más o menos, productores de materias primas y de géneros alimenticios que envían a Europa y Estados Unidos, de donde reciben, en cambio, máquinas, manufacturas, etcétera. Todos tienen una economía parecida, un tráfico análogo. Son países agrícolas. Comercian, por tanto, con países industriales. Entre los pueblos hispanoamericanos no hay cooperación; algunas veces, por el contrario, hay concurrencia. No se necesita, no se complementan, no se buscan unos a otros. Funcionan económicamente como colonias de la industria y la finanza europea y norteamericana.

Por muy escazo crédito que se conceda a la concepción materialista de la historia, no se puede desconocer que las relaciones económicas son el principal agente de la comunicación y la articulación de los pueblos. Puede ser que el hecho económico no sea anterior ni superior al hecho político. Pero, al menos, ambos son consustanciales y solidarios. La historia moderna lo enseña a cada paso. (A la unidad germana se llegó a través del zollverein. El sistema aduanero que canceló los confines entre los Estados alemanes, fue el motor de esa unidad que la derrota, la post-guerra y las maniobras del poincarismo no han conseguido fracturar. Austria-Hungría, no obtante, la heterogeneidad de su contenido étnico, constituía, también, en sus últimos años, un organismo económico. Las naciones que el tratado de paz ha dividido de Austria-Hungría resultan un poco artificiales, malgrado la evidente autonomía de sus raíces étnicas e históricas. Dentro del imperio austro-húngaro la convivencia había concluido por soldarlas económicamente. El tratado de paz les ha dado autonomía política pero no ha podido darles autonomía económica. Esas naciones han tenido que buscar, mediante pactos aduaneros, una restauración parcial de su funcionamiento unitario. Finalmente, la política de cooperación y asistencia internacionales, que se intenta actuar en Europa, nace de la constatación de la interdependencia económicamente de las naciones europeas. No propulsa esa política un abstracto ideal pacifista sino un concreto interés económico. Los problemas de la paz han demostrado la unidad económica de Europa. La unidad moral, la unidad cultural de Europa no son menos evidentes; pero sí menos válidas para inducir a Europa a pacificarse.)

Es cierto que estas jóvenes formaciones nacionales se encuentran desparramadas en un continente inmenso. Pero, la economía es, en nuestro tiempo, más poderosa que el espacio. Sus hilos, sus nervios, suprimen o anulan las distancias. La exigüidad de las comunicaciones y los transportes es, en América indo-española, una consecuencia de la exigüidad de las relaciones económicas. No se tiende un ferrocarril para satisfacer una necesidad del espíritu y de la cultura.

La América española se presenta prácticamente fraccionada, escinda, balcanizada (1). Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una abstracción. Los hombres que hacen la historia hispano-americana no son diversos. Entre el criollo del Perú y el criollo argentino no existe diferencia sensible. El argentino es más optimista, más afirmativo que el peruano, pero uno y otro son irreligiosos y sensuales. hay, entre uno y otro, diferencias de matiz más que de color.

De una comarca de la América española a otra comarca varían las cosas, varía el paisaje; pero no varía el hombre. Y el sujeto de la historia es, ante todo, el hombre. La economía, la política, la religión, son formas de la realidad humana. Su historia es, en su esencia, la historia del hombre.

La identidad del hombre hispano-americano encuentra una expresión en la vida intelectual. Las mismas ideas, los mismos sentimientos circulan por toda la América indo-española. Toda fuerte personalidad intelectual influye en la cultura continental. Sarmiento, Martí, Montalvo, no pertenecen exclusivamente a sus respectivas patrias; pertenecen a Hispano- América. Lo mismo que de stos pensadores se puede decir de Darío, Lugones, Silva, Nervo, Chocano y otros poetas. Rubén Darío está presente en toda la literatura hispanoamericana. Actualmente, el pensamiento de Vasconcelos y de Ingenieros son los maestros de una entera generación de nuestra América. Son dos directores de su mentalidad.

Es absurdo y presuntuoso hablar de una cultura propia y genuinamente americana en germinación, en elaboración. Lo único evidente es que una literatura vigorosa refleja ya la mentalidad y el humor hispano-americanos. Esta literatura - poesía, novela, crítica, sociología, historia, filosofía - no vincula todavía a los pueblos; pero vincula, aunque no sea sino parcial y débilmente, a las categorías intelectuales.

Nuestro tiempo, finalmente, ha creado una comunicación más viva y más extensa: la que ha establecido entre las juventudes hispano-americanas la emoción revolucionaria. Más bien espiritual que intelectual, esta comunicación recuerda la que concertó a la generación de la independencia. Ahora como entonces la emoción revolucionaria da unidad a la América indo-española. Los intereses burgueses son concurrentes o rivales; los intereses de las masas no. Con la Revolución Mexicana, con su suerte, con su ideario, con sus hombres, se sienten solidarios todos los hombres nuevos de América. Los brindis pacatos de la diplomacia no unirán a estos pueblos. Los unirán en el porvenir, los votos históricos de las muchedumbres.

De Michael Moore a George W. Bush

Traducción de Xavier P.


Estimado Sr. presidente,

Te agradezco por tu mensaje a la nación. Es bueno saber que todavía deseas hablar con nosotros después de cómo nos comportamos en Noviembre.

Dime, ¿puedo ser franco? Enviar apenas 20.000 tropas más no va a hacer el trabajo. Eso solamente llevará el nivel de la tropa al mismo que había el año pasado. ¡Y estábamos perdiendo la guerra el año pasado! Hemos tenido ya más de un millón de tropas sirviendo por algún tiempo en Iraq desde el 2003. Algunas miles más simplemente no serán suficientes para encontrar esas armas de destrucción masiva! ¡Eh, quiero decir… traer ésos responsables de 9/11 a la justicia! Umm, tacho esto. Tratemos mejor: TRAER ¡DEMOCRACIA AL MEDIO ORIENTE! ¡YES!!!

¡Tienes que demostrar un cierto valor, caballero! ¡Ésta la tienes que ganar! Ven acá, ¡tú encontraste a Saddam! ¡Tú lo colgaste bien alto! Me encanta mirar el vídeo de eso -¡justo como en el viejo y salvaje oeste! ¡El malo estaba vestido de negro! Los ahorcadores eran tan feos como el ahorcado! ¡Arriba el linchamiento de las multitudes!!!

Mira, tengo que admitir que me siento muy consternado por el lío en que te metiste. Como Ricky Bobby dijo, “si no eres el primero, eres el último.” Y que seas humillado delante del mundo entero no nos hace a NINGUNO de nosotros, los norteamericanos, ningún favor.

Sir, escúchame. ¡Tienes que enviar MILLONES de tropas a Iraq, no millares! ¡La única manera de lamerse esta chupeta ahora es inundar Iraq con millones de nosotros! Sé que estás corto de soldados listos para combatir -¡tienes que mirar entonces en otra parte! La única manera como podrías abatir a una nación de 27 millones -Iraq- es enviando por lo menos ¡28 millones! He aquí cómo esto funcionaría:

Los primeros 27 millones de norteamericanos entran y matan a un iraquí cada uno. Eso evitará rápidamente cualquier insurrección. El otro millón de nosotros permanecerá y reconstruirá el país. Simple.

¿Ahora, sé que estás diciendo, donde encontraré 28 millones de americanos para ir a Iraq? Aquí están algunas sugerencias:

1. Más de 62.000.000 americanos votaron por ti en la elección pasada (la misma que ocurrió al cabo de un año y medio de estar dentro de una guerra que nosotros ya sabíamos estar perdiendo). Estoy seguro que por lo menos un tercio de ellos desearía poner su cuerpo allí donde pusieron su voto y enlistarse voluntariamente. Conozco muchas de estas personas y, aunque podamos discrepar políticamente, sé que no estarían de acuerdo en que otros tuviesen que ir a luchar una lucha que es de ellas -- mientras que ellas mismas permanecen bien protegidas aquí en Norte América.

2. Puedes crear grupos de encuentro llamados “mata a un iraquí” en ciudades a través del país. Sé que esta idea es de un estilo muy comienzos-del-siglo-21, pero recuerdo que fuí una vez a un grupo de encuentro de Lou Dobbs y, te lo juro, algunas de las mejores ideas llegan después del tercer mojito. Estoy seguro que conseguirás otros cinco millones de enlistados mediante este esfuerzo.

3. Envía allá a todos los miembros de los medios de comunicación principales. Después de todo, fueron tus colaboradores en traernos esta guerra -y muchos de ellos ya están entrenados a fuerza de estar “encajados!” Si eso no lleva el total a 28 millones, entonces recluta a todos los espectadores FOX News.

¡Sr. Bush, no te des por vencido! ¡Ahora no es el momento de aguantarse! No juegues al pequeño ganador enviando unas pocas tropas sobre-cansadas. ¡Pon a tu gente detrás de TI y condúcela hacia allá como un verdadero comandante en jefe! No dejes a ningún conservador a un lado! ¡Velocidad máxima hacia adelante!

Prometemos que les escribiremos. ¡Vaya a conseguirlos W!

Suyo,

Michael Moore

Ordena juez español detener a tres soldados estadunidenses que mataron a un camarógrafo

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Madrid, 16 de enero. La justicia española emitió de nuevo este martes una orden de detención internacional contra tres militares estadunidenses por el "asesinato" en 2003 del camarógrafo español José Couso, muerto por un obús lanzado por tropas de Estados Unidos en Bagdad.

El juez Santiago Pedraz, de la Audiencia Nacional (principal instancia penal en España), reactivó una orden de detención internacional en contra del sargento Thomas Gibson, el capitán Philip Wolford y el teniente coronel Philip de Camp, responsables del tanque Abrams M1 que disparó un obús contra el hotel Palestina, donde se encontraban Couso y otros colegas.

Esta medida llega después que el Tribunal Supremo español ordenara en diciembre reactivar la persecución judicial contra los tres militares, archivada en 2006.

El juez español pidió que se le informe si es posible el embargo de bienes de la administración de Estados Unidos en caso de responsabilidades civiles derivadas del proceso, así como un millón de dólares de fianza como medida cautelar para reparación e indemnización.

Cuando emitió en octubre de 2005 su primera orden de detención, el magistrado justificó la petición de detener a los tres militares para "asegurar la presencia de los imputados en el proceso a la vista de la nula cooperación judicial prestada por las autoridades estadunidenses para el esclarecimiento de los hechos".

Además del camarógrafo español de la televisión privada Telecinco, en el ataque al hotel Palestina, el 8 de abril de 2003, también murió otro camarógrafo, el ucranianoTaras Protsyuk, de la agencia Reuters.

Según la investigación del ejército estadunidense, citada en 2004 por Reporteros sin Fronteras, el ejército de Estados Unidos considera que sus fuerzas "no cometieron falta alguna, ni negligencia".