Tomado de: "Skin and Red"
«Esta es la historia del Oi!, el movimiento juvenil más odiado, explotado e incomprendido de nuestro tiempo»: así comienza "The Story of Oi!", de Garry Johnson, uno de los análisis más lúcidos y apropiados jamás publicados del Oi! Movement.
¿Por qué "odiado, explotado e incomprendido"? Porque, como ya había sucedido con Sham 69 en los años 1978-79, grupos ciertamente no fascistas aún venían siendo seguidos por sectores juveniles simpatizantes del National Front y de otras organizaciones neofascistas británicas. Pero, al contrario de lo que había pasado con el real punk, que ciertamente no había sido considerado por esto un movimiento de extrema derecha, el Oi! se halla al centro de una verdadera campaña de desinformación, que acabará por sepultarlo bajo la infame etiqueta de "música para nazis". Paradójicamente, en el curso de los años de oro del Oi! -más o menos de 1980 a 1982- la presencia fascista en los conciertos estaba fuertemente disminuida en relación con los tiempos de Sham 69: pero esta es la vida real, y aquí hablamos de otra cosa…
¿Por qué, nos preguntamos, tanto encarnizamiento contra este particular filón del punk, esta escena en la cual skinheads punkizados y punks skinheadizados gritan la propia rabia frecuentemente apolítica, aun más frecuentemente provocadora, siempre gozosamente plebeya? «Porque -responde Johnson- el Oi! es demasiado real para "ellos". Los espanta porque no pueden transformarlo en un suplemento del "Sunday", botarlo a la basura (…) El Oi! es lo que el punk era en sus inicios: la música de la clase obrera tocada por grupos de la clase obrera para jóvenes de la clase obrera (…) recordar la "voz del 78": ¡No Seguir a Ningún Líder!».
La respuesta de Garry Johnson puede en definitiva resumirse en un solo término: "irreductibilidad", una sumatoria del radicalismo antiburgués skinhead y de la rebelión social punk que vuelve al movimiento Oi! portador de un antagonismo absoluto, precisamente "irreductible", enfrentado a todo el sistema de los valores y las reglas elaboradas por la clase dirigente, y que es negado a través de una campaña de demonización no sobre lo que es, sino sobre lo que debería ser para merecer un trato parecido.
La escena Oi!, en el momento en que resulta envuelta en una verdadera epidemia de Moral Panic, ya ha liquidado cuentas con la extrema derecha: la esperanza de la "unidad de todos los muchachos", invocada por Jimmy Pursey ha dado paso a una visión realista de lo que viene sobre la escena musical real punk: de un lado el movimiento Oi! y su público de jóvenes malhechores (apolíticos o de izquierda), de otro lado los grupos de matriz punk-skin claramente derechista -entre ellos Skrewdriver, Elite, Brutal Attack- y su público de jóvenes malhechores (apolíticos o de derecha). Todo es, en esa época, todavía confuso pero ya definido: confuso para quienes observan desde fuera, definido para quienes viven dentro.
El término Oi!, que proviene de la interjección agresiva típicamente cockney "Hoi, you!" ("¡hey, tú!"), viene siendo utilizado para indicar un filón musical preciso a partir de la primavera de 1981 en la revista musical "Sound": el periodista musical Garry Bushell, quien le dedica una serie de artículos e iniciativas (y después una serie de recopilaciones) bautiza con este nombre al nuevo movimiento, un filón específico del real punk, con una filiación directa de las temáticas expresadas por Sham 69, que habían tomado cuerpo últimamente en bandas como Cockney Rejects, 4-Skins, Last Resort, Business, y Angelic Upstarts.
Si debiéramos desarrollar un proceso al nivel de la "politically correctness" del movimiento Oi! y se le confiara a una corte y un jurado formado por las figuras preponderantes en la izquierda inglesa -el estudiante mid-class, el militante laborista o el revolucionario modelo SWP- el veredicto sería probablemente despiadado: en los temas del Oi! soplan vientos de abierto sexismo, se instiga continuamente a la violencia, se trata con desprecio a los "hijos de papi" y sus enfados contraculturales; aquí y allá aparecen vetas homofóbicas, se alaba tal vez demasiado -para el gusto de una izquierda más cosmopolita que realmente internacionalista- la Union Jack y la propia "britanicidad". Todos estos elementos ya aparecen en el punk -no olvidemos un grupo como The Jam y su costumbre de tocar en los conciertos con una enorme Union Jack a sus espaldas- y no habían suscitado ninguna alarma específica de la izquierda. No obstante, basta dedicar un anthem patriótico a la tierra propia, "England", y afirmar que «los fascistas se han apropiado de un símbolo que no les pertenece. Yo se lo quiero quitar», como hace Thomas "Mensi" Mensforth, líder indiscutible de Angelic Upstarts, para ser etiquetado por la izquierda como «políticamente ambiguo». Y paciencia si durante ese tiempo Mensi participa en las iniciativas de Rock Against Racism, figura entre los fundadores del grupo Skins Against Nazis y dedica el album "2.000.000 Voices" al líder sindical de los mineros en huelga, Arthur Seargill.
En este contexto de paranoia, a los nazis les basta poco para sembrar la duda y recoger consensos: basta apropiarse de una foto de Mensi envuelto en la Union Jack y publicarla, sin él saberlo, obviamente, en su "Bulldog", el boletín del Young National Front, para suscitar sospechas y llamados al linchamiento.
Un perfecto ejemplo de cómo el movimiento Oi! se movía en una atmósfera de perpetuo Moral Panic es dada por las desafortunadas vicisitudes de la segunda recopilación Oi!, "Strenght Thru Oi!". Después del discreto éxito logrado por la primera recopilación "Oi! The Album" (con canciones entre otros de Cock Sparrer, Exploited, 4-Skins y Cockney Rejects) fue producida una segunda recopilación que, en pleno clima de burla punk, retomaba el lema nazi "Strenght Throught Joy" ("La fuerza a través de la alegría"). Casi todos los grupos presentes en la recolección adherían a organizaciones antirracistas, muchas habían tocado en iniciativas de Rock Against Racism, o bien habían organizado sus propios conciertos antirracistas. No obstante, una ligereza de los realizadores del álbum desencadena sobre la iniciativa la ira de toda la izquierda y, sobra decirlo, la atención de los medios masivos de comunicación: según George Marshall, en la portada del álbum debería aparecer un culturista, Carlto Leech, cuya fotografía, sin embargo, no se encontró. Entonces, en el último momento, con el afán y el desorden administrativo típico de las pequeñas producciones, fue escogido el primer skin medianamente atlético que pasaba en aquel momento por la calle: el skin aceptó, y la segunda recopilación Oi! -ya marcada por un título que podía crear malentendidos políticos- se halló en la portada, de pecho desnudo y en posición de combate, con el bonehead Nicholas Crane, activista del British Movement en Kent, luego detenido por un intento de homicidio con trasfondo racial. El disco fue retirado de los negocios y redistribuido con una carátula distinta, pero cuando el caso llegó a las atentas orejas de los medios de comunicación, estalló obviamente el desastre.
En el caso de los conciertos Oi! no sólo el público parecía, entonces, casi totalmente privado de fascistas, sino que se registra además la presencia de jóvenes de origen asiático y caribeño. Pero incluso esto no basta: a los grupos Oi! se les imputó que alababan la violencia futbolística (¡Cierto! Basta pensar, entre las más famosas, en "War on the Terraces", "We are the Firm", "I'm forever blowing bubbles" de Cockney Rejects y "Resort Boot Boys" de Last Resort), la violencia contra las instituciones (¡Muy cierto! Citar también sólo las canciones más significativas es imposible en este espacio, basta con la explícita "A.C.A.B." -"All Cops Are Bastards" -de 4-Skins y "Police Oppression" de Angelic Upstarts), un sexismo abiertamente lumpen (¡Piedad! Ahorrémonos una discografía oceánica…), pero no es posible encontrar una sola canción Oi! que pueda ser acusada de transmitir mensajes racistas o reminiscentes de consignas específicas de la extrema derecha.
Las mismas declaraciones de miembros de varias Oi! bands contradicen abiertamente la acusación de fascismo lanzada por una improbable pareja: prensa burguesa y "prensa militante". Cierto, el nivel de conocimiento político resulta casi nulo, pero queda el hecho de que los 4-Skins subrayaron muchas veces su apoliticidad, los Last Resort y los Angelic Upstarts se definieron como "socialistas old style", los Blaggers y los Oppressed están abiertamente alineados a la izquierda. En "Victory To The ANC It's Up To You", los Blaggers cantan: «Abajo en la ciudad donde el ghetto crece/ en la jungla de cemento el miedo se multiplica/ Por todas partes rabia y frustración/ Ojos de fusil de caza lanzan miradas mortales/ Y con el tiempo, vienen a agarrarte/ Y con el tiempo, te toca a ti/ Sádicos racistas de uniforme/ Piensan poder conquistar la ciudad/ La sutil línea azul quiere apoderarse de la calle/ Pero los muchachos del ghetto no verán la derrota». Aún más "minimalista", pero siempre abiertamente alineado a la izquierda, aparece el líder de los galeses Oppressed, Roddy Moreno, quien funda en 1985 la sección británica del SHARP ("Skinheads Against Racial Prejudice"), red internacional de skins comprometidos en el frente del antirracismo y fundada en Estados Unidos el año anterior.
Confrontando los textos no se registra ninguna diferencia sustancial entre grupos como Oppressed y Angelic Upstarts, abiertamente alineados a la izquierda, y grupos como 4-Skins y Last Resort, destinados a arrastrar tras de sí una equivocada fama de fascistas. "Clockwork Skinhead", de 4-Skins -considerado uno de los grupos más truculentos- se revela, por ejemplo, sorprendentemente (para quien no conoce realmente el grupo) autoirónica: «Lleva tirantas y es rojo, blanco y azul/ hace lo que piensa que debe hacer/ Era un punk, y también un mod/ pero es solo una moda pasajera/ Es un skinhead de relojería (…) Uno de los muchachos/ lo ha llevado a un bar a tomarse una cerveza/ le ha dicho lo que quería escuchar/ le ha dado cuerda como a un juguete/ Quiere ser un hombre pero es sólo un muchachito/ Es un skinhead de relojería/ les explicamos lo que será hoy/ ¿Y qué será?/ Será el mismo o me imitará/ Es un skinhead de relojería».
Los Last Resort, acusados, entre otras cosas, de haber dedicado una canción, "Johnny Barden" a un amigo suyo preso por el homicidio de un homosexual que, tras haberse ofrecido a hospedarlo por la noche, había intentado tener sexo con él: «Mató su propio miedo/ Matando al hombre». No sólo, como anota Stewart Home, «el grupo evita la rima trajinada de "queer" ("marica") cuando canta "Killed his fear/ when he killed the man"», sino que intenta diferenciarse netamente -con la individuación del sentimiento de miedo ante la homosexualidad como móvil de la violencia- de los prejuicios estereotipados de la rough working class ante la homosexualidad. Ya Last Resort y 4-Skins habían participado, junto a Garry Johnson, Business, Red Alert, Infa Riot, Blitz y otros, en la tercera recopilación Oi!, "Carry on Oi!", significativamente dedicada "al espíritu de Che Guevara".
La acusación de fascismo dirigada al Oi!, utilizando sobre todo la figura del skinhead, provocó el estado de alarma injustificado que está en el origen del evento que señala, de algún modo, el repliegue y la semidestrucción del movimiento Oi!.
El 4 de julio de 1981, siguiendo la propuesta de un grupo de skinheads angloasiáticos, se organizó en un bar de Southall, la Hambrough Tavern, un concierto Oi! con los tres grupos de punta del movimiento: 4-Skins, Business, Last Resort. Durante el concierto, que reúne a varios centenares de skins y punks de varias razas y colores, el bar es tamado por asalto por la estructura de defensa antifascista del barrio. Southall es un barrio de la zona occidental de Londres con altísima presencia indo-pakistana, y de algún modo «el corazón de la comunidad asiática londinense». En 1979 había sido ya teatro de violentos encuentros entre militantes del National Front y jóvenes de izquierda y de la estructura de defensa de la comunidad asiática, en los cuales había perdido la vida un activista de la Anti-Nazi League, el profesor Blair Peach.
Sobre los hechos de la Hambrough Tavern se contraponen dos diferentes versiones: la de la prensa -apropiada luego por estudiosos del calibre de Dick Hebdige y Dave Laing- es que el séquito de los dos grupos, cerca de doscientos skinheads amontonados en dos pullmans adornados con la Union Jack, desencadenaron una serie de provocaciones generando la durísima reacción del Southall Asian Youth Movement.
Impresiona el trastoque total de lo que sucede en aquel julio londinense: ¿cómo es posible que una escena turbulenta, con fuertes visos de malevaje, pero netamente diferenciada y en conflicto con los primeros grupos punk y skins que se alinean a la extrema derecha, se vea envuelta en hechos y acciones de la "branch" más agresiva del National Front?
La versión dada por el movimiento Oi!, completamente divergente de la oficial reportada en la época sólo en el "Guardian", parece, no por casualidad, más verdadera: en un clima de alarma por las agresiones y las provocaciones de los fascistas, y en particular de los boneheads, se riega la voz de que en la zona habrá un concierto de grupos skinheads, que la prensa ya describe desde hace varios años como genéticamente racistas (ya no "amigos de los delincuentes negros" como en la primera época, sino todo lo contrario). El entorno del SWP, partido que siempre ha visto el Oi! con sospecha, participa probablemente en el aumento del clima de alarma. Recordando la violencia fascista del 79, la estructura de defensa se organiza a la perfección, atacando al enemigo antes de ser atacada. Un clásico encuentro político callejero, nada nuevo ni sorprendente. El pecado fue que, quienes sufrieron la acción de la estructura de autodefensa de la comunidad no fueron los peleadores del National Front, sino varios centenares de punks, skins, muchachos cualquiera y, con una prevalencia blanca, de todas las razas. Quienes se movieron por estereotipos, deslumbrados por la campaña mass-mediática y por una discreta dosis de xenofobia, esta vez, fueron los jóvenes asiáticos y los "aculturados" militantes del SWP, y no los tan demonizados kids de los ghettos blancos.
A partir de Southall se desencadena en los medios, ni más ni menos que una verdadera "caza de la chiva": la presa es inexistente -el Oi! como música fascista- pero la caza no deja de dar sus frutos. El método es el típico del sistema de medios masivos de comunicación: reflectores, ráfagas de distorsiones, desinterés absoluto por las declaraciones de los interesados. Como recuerda también Pedrini, el escuchado programa televisivo de la tarde "Nationwide" dispara duro contra los 4-Skins, indicándolos como un grupo nazi. Lo mismo hacen el tabloid "Daily Mail", el diario "The Observer" y, sobra decirlo, el boletín del SWP, "Socialist Worker's". Los 4-Skins negaron cualquier afinidad con el nazismo, reivindicando su apoliticidad y, al mismo tiempo, su sentido de pertenencia a la clase obrera. Pero es como responder a caucherazos los golpes de un cazabombardero Harrier. Sentido general de la alarma: con la música Oi! -como afirma el director del "New Musical Express" -«la extrema derecha se introduce por primera vez en el mundo de la rock music». ¡No es verdad, pero ante la demonización colectiva suena bien! Cierto, con el transcurso del tiempo los grupos de extrema derecha empiezan a levantar la cabeza, y han seguido creando nuevos problemas (no sólo a los "no blancos" o a los militantes de izquierda, sino también a los fans de los grupos Oi!) pero no por mucho tiempo si nos preguntamos: ¿qué fue lo que puso a cuatro fascistas verdaderos frente a la posibilidad de imprimir una marca nazi tan infame como absurda al primer verdadero movimiento proletario de resistencia juvenil nacido en Gran Bretaña?
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